La frase pienso luego existo, nos muestra a un filósofo Descartes (1596-1650) que analiza, sobre el ser, que al pensar existe, existe porque tiene la gracia de pensar, el don de la razón, que nos otorga la fe. Dudamos pues, como Descartes, somos seres humanos pensantes, pero lo más importante considero, es accionar. Una filosofía sin acción esta muerta, la filosofía debe pensarse, sentirse y accionarse.
Descartes es el filósofo que nos invita a repensar a fondo las relaciones entre fe, razón y certeza; entre teología, filosofía y ciencia natural. Descartes se encuentra junto al Danubio, cerca de Ulm, Alemania, el 10 de noviembre de 1619, llega un giro decisivo de su vida. El joven de 23 años, en un momento sublime, recibe la luz de una intuición maravillosa, esta experiencia lo lleva a hacer una peregrinación al Santuario de Loreto, así más adelante Descartes expone los principios de una nueva filosofía.
Pienso luego existo, nos hace comprender que la filosofía, tiene que existir, tiene que accionar. La filosofía debe retornar a sus orígenes para volver al ser trascendente, han nacido variedad de filosofías que han confundido al hombre. Por el simple echo de "modernizarse", en la actualidad algunos filósofos modernos, no saben, no hablan, callan, no por ser ignorantes, sino que se han convertido en agnósticos, e ignorantes de Dios. Paul Jhonson, escritor e historiador británico, en su obra intelectuales muestra la triste situación de la filosofía actual: han olvidado la filosofía de los griegos y cristianos, por creencias seculares.
En la actualidad la filosofía no desea pronunciarse, y pueden suceder infinidad de acontecimientos, que mantienen a la filosofía para las Universidades o los coloquios filosóficos, sin pronunciarse a favor o en contra de los sucesos mundiales. Por ejemplo la filosofía libertaria indica que:
Filosofía libertaria, es apolítica y no se involucra en proyectos de ley o políticas públicas. http://www.s21.com.gt/directora/2014/10/05/uel-libertarismo-una-filosofia-humanitaria
Podemos preguntarnos ante esta filosofía, que se dice humanitaria, cómo pueden decirse humanitarios si no desean participar y accionar para que el mundo cambie, cómo vamos a mejorar el mundo si no nos involucramos en proponer proyectos de ley o políticas públicas, acaso las políticas públicas no sirven para mejorar la calidad de vida del ser humano? qué somos? filósofos que generan ideas al viento, al espacio, sin un objetivo, sin una meta o misión.
La mayoría de filosofías, en la actualidad se hacen a un lado, dejan que el mundo sufra, que los gobiernos sean corruptos, que se violen los derechos humanos, solo piensan, pero me pregunto en qué piensan?
Así también, las filosofías ateas, las que desean sacar a Dios de la vida, de la política, del Estado y hasta de la Biblia si pudiesen, son filósofos ateos que en lugar de filosofar escupen palabras con odio y con rencor, sin embargo, hay filósofos ateos que manejan muy bien la filosofía, inteligentemente pero sin trascender.
Es necesario que los filósofos ocupen un lugar dentro de cada ámbito, la filosofía tiene que pronunciarse, tiene que hacer valer los valores fundamentales de hombre, las virtudes cardinales de Platón, las ideas trascendentes de Descartes y Pascal. Porque si no se busca hacerlo, para qué generar ideas filosóficas?
En el libro ¿Existe Dios? de Hans Kung, en dónde el autor analiza el Dios de los filósofos, expone como Pascal (1623-1662) sostiene vivas discusiones, con la filosofía popular de los “libertinos” y “ateos” cuando exponían sus opiniones sobre lo religioso y estatal. El ateísmo abierto estaba prohibido. Pascal muy seriamente se enfrenta con el libre pensamiento y el ateísmo, como creyente en Dios y en Cristo, y al final se califica en su testamento: católico, apostólico y romano.
Blaise Pascal admiraba a San
Agustín y cuando se refería a la gracia, escribía sobre él: “Dios guía muy bien
a su Iglesia; tanto es así que envió a este hombre (a San Agustín) con
autoridad” Así también tuvo influencia de
San Agustín, en sus escritos sobre la problemática de razón y fe, por una honda
necesidad existencial.
Pascal, es como el filósofo
Descartes, absolutamente inconfundible e independiente. Sin embargo, para
Pascal la relación entre razón y fe se plantea de muy distinta manera que para
Descartes.
Descartes sostiene respecto
a la razón que tiene un amplísimo campo dentro del cual puede por sí sola
ejercitar su actividad comprensible: La existencia y los atributos de Dios, la
creación y la providencia, el alma y la inmortalidad son verdades naturales sin
necesidad de revelación.
Pascal se encuentra en la
tradición de la razón y la fe “philosophia et theología cordis”, iniciada por
el filósofo Platón, más adelante por Pablo, Agustín, Dante, hasta Teresa de
Ávila y Francisco de Sales.
Esta certeza existencial se
basa en el “credo” del mensaje bíblico. Para Pascal lo decisivo es el
sometimiento de la razón “creer para entender”. Esta es una fe racionalmente
justificada, no una fe ciega, como decía San Agustín, para ellos valía el
principio “¡Igual que la fe tiene que ver con la razón, también la razón con la
fe!”.
Pascal y el agustinismo
sostienen la completa y total unidad de los dos órdenes: fe y razón, filosofía
y teología están implicadas la una en la otra; se piensa al creer y se cree al
pensar.
Lo sabido y lo creído no
pueden, en consecuencia, separarse, es imposible separarlos y peligroso para la
fe. Expresa así su creencia en Cristo: El camino que lleva al hombre hasta el
Dios del hombre pasa por el hombre Dios. “Pues este es el mediador entre Dios y
los hombres, el hombre Cristo Jesús.”
Los filósofos, nunca deben olvidar que la filosofía nació del pensar ¿Cómo debe el hombre en realidad, dentro de la realidad, pensar cómo y quién es Dios? Esta es la pregunta eje, donde ha girado la filosofía desde la Antigua Grecia. Sigámonos preguntando, sigamos pensando y existiendo, ahí radica el arte de filosofar. Allí si Dios existe nos responderá, nos dará la luz como a Descartes. Pensemos y existamos, existamos y accionemos, esa es la verdadera filosofía.