martes, 20 de diciembre de 2016

¿HEMOS DE FILOSOFAR, PARA ALCANZAR LA FELICIDAD?


Es factible que el ser humano aprenda a filosofar como un hábito, la filosofía nos debe enseñar a filosofar y tener esa función en nuestra vida. Por ello, se ha instruido en las asignaturas de centros de estudio la historia de la filosofía, porque para filosofar es importante esforzarse en conocer a los filósofos más prominentes y estar al tanto de sus herramientas filosóficas, que los han llevado a descubrir el tesoro invaluable de veinticinco siglos de filosofía.

La filosofía en sí, no es más que “una reflexión sobre los saberes disponibles”, como lo explica André Comte-Sponville. Podemos estudiar filosofía para aprender sobre ella, pero aprender a filosofar es lo más importante al leer sobre temas filosóficos.

André Compte-Sponville (París, 1952)


Immanuel Kant (Königsberg, hoy Kaliningrado, actual Rusia, 1724-id., 1804)



Kant dice que solo podemos aprender filosofía, filosofando, y ¿Cómo filosofamos? Pues, lo hacemos cuando:

    1)    nos preguntamos sobre nuestro propio pensamiento,
    2)    por el pensamiento de la sociedad,
    3)    por lo que hemos aprendido viviendo,
    4)    por las enseñanzas que hemos acumulado;
    5)    por lo que descubrimos de nosotros mismos y del ser humano.

Cuando nos atrevemos a filosofar, hasta emitimos juicios sobre la filosofía de otro pensador. La filosofía la ubica Comte de esta manera: “es una dimensión constitutiva de la existencia humana”. Simplemente razonar no es filosofar, pero pesar sobre nuestra vida, sobre nuestros actos, vivir lo que decimos, practicar nuestra filosofía de vida con el ejemplo, es la filosofía misma.

La filosofía entonces, no es solamente para los eruditos, debe ser una práctica, un hábito de pensamiento, es indispensable que el ser humano se ejercite en el arte de filosofar, que se detenga y reflexione para que alcance la felicidad.

¿Por qué la felicidad? Puesto que al filosofar ahondamos en nuestros sentimientos, deseos, necesidades. Así encontramos respuestas que nos muestran la verdad, y al conocernos, nos hacemos una autocrítica, sobre prejuicios, ideologías, fundamentalismos. Al obtener respuestas, la lógica de la razón nos hará comprendernos y conocernos.

Estas reflexiones nos irán llevando a un grado mayor de sabiduría y alcanzaremos la noción de la realidad, que no es más que la felicidad.
Kant en su “lógica” resumía a la filosofía en cuatro preguntas:

         1)    ¿Qué puedo saber?
         2)    ¿Qué debo hacer?
         3)    ¿Qué me está permitido esperar?
         4)    ¿Qué es el hombre?

Las tres primeras preguntas se resumen en la última y todas, señala Comte en una:

           ¿Cómo he de vivir?

Cuando intentamos dar respuesta a la última pregunta (Comte) que engloba a todas las anteriores, estamos haciendo filosofía. De esta manera, si decidimos filosofar nos iremos conociendo, descubriéndonos a nosotros mismos, a la humanidad, a la sociedad.

Somos filósofos por naturaleza, no podemos vivir sin filosofar, tarde o temprano hemos de pensar en nuestra realidad, en el hombre, la libertad, la justicia, la política, la muerte, el amor, Dios, el ateísmo, el arte y la felicidad.

¿Hemos entonces de filosofar? La respuesta es sí, nos hará más felices, razonables, libres, serenos y sabios. Como escribe Kant “la filosofía es para el hombre un esfuerzo por alcanzar la sabiduría, esfuerzo que nunca acaba” o como la respuesta de Epicuro “La filosofía es una actividad, que mediante discursos y razonamientos, nos procura la vida feliz”.

Tomemos entonces nuestra realidad y al reconocerla vendrán las preguntas y sus respectivas respuestas, y así la filosofía surgirá, nuestra filosofía de vida, que nos llevará a vivir una vida más auténtica, más plena, atrevámonos a filosofar. 

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