Una visión positiva de la vida,
de los sucesos que acontecen a nuestro alrededor y de nuestros pensamientos, no
nos aleja de la realidad. Una óptica positiva nos ayuda a interpretar mejor el
mundo, logra que la filosofía contribuya a que comprendamos al ser humano y
aspectos negativos de nuestro interior para evolucionar y mejorar como personas.
Este entendimiento nos hace ser más comprensivos y la buena disposición de
nuestro ser hacia su exterior e interior nos hace sentirnos mejor, más
relajados.
Ser positivos, no es construir
sucesos surrealistas o irrealizables, es simplemente poseer una filosofía sabia
de la vida, al recordar la frase famosa de Descartes “pienso luego existo” se
puede analizar la expresión desde muchas formas de pensamiento. Si pienso mal,
o bien y luego existo, mi presencia, mi existir en la participación de mis
acciones, en los sucesos que me rodean dependen entonces, de mi pensamiento.
Notando la responsabilidad de la
situación y la postura de mi pensamiento, puedo tener por ejemplo, ideas fundamentalistas
y manejar las situaciones con opiniones llenas de prejuicios, sin embargo, si
mi pensamiento es positivo me lleva a la comprensión del otro, a un entendimiento
forzado o no, que se convertirá paulatinamente en un hábito, de ahí que nuestra
plasticidad cerebral puede transformarnos a ser cada día más positivos, más
sueltos, más libres, tolerantes y amigables desde la reflexión de nuestro pensamiento.
Aquí se puede mencionar la teoría
de las ideas de Platón: la idea del ser inmaterial o inteligible y que es ajena
al cambio, que representa al verdadero ser y la otra idea, de la realidad, la
sensible, del ser material sometido al cambio, la de las realidades materiales.
Con respecto a estas dos ideas platónicas, la óptica positiva, lograría que el
ser inmaterial o intangible pueda cambiar, no es inmutable, y puede así, lograr
cambios en las realidades materiales.
Una óptica positiva es una
filosofía de vida, un conocimiento teórico y práctico, una posición accesible y
anuente hacia la vida. La filosofía tiene sentido cuando nos otorga sabiduría y
nos hace encontrarnos y ser felices con nosotros mismos para así transmitir ese
hábito a los demás.